DÍA 4 QUE FUERA

La frase popular "Día 4 que Fuera" hace referencia a la víspera de las Fiestas de Moros y Cristianos de Villena.

Hasta los años sesenta, las fiestas comenzaban el día 5 de septiembre por la mañana con la Fiesta del Pasodoble, y fue en esa década cuando se añadió el pregón de fiestas. Por eso, el día 9, después de despedir a la Virgen por la mañana y de celebrar la entrada de Nuevos Capitanes y Alféreces; y el intercambio de bandas, por la tarde, la gente decía popularmente "día 4 que fuera", expresando así su deseo de que las fiestas empezaran de nuevo ese mismo día, es decir, que o terminaran.

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Día 4 que FueraActualidad Microrrelato: Un pico para la historia, o la historia de un pico

Microrrelato: Un pico para la historia, o la historia de un pico

Autor: Antonio Cabanes Navarro

Cronista de la Comparsa de Moros Nuevos

 

–  ¿Y… por qué un pico?

– Porque heredamos el arma de zapadores, que eran los que excavaban túneles en el suelo, para que los cimientos de los muros cedieran y el ejército pudiera entrar en la ciudad o castillo…

– ¿Y no era mejor un arcabuz?

– Excavar con un arcabuz… No sé, no lo veo práctico… ¿No?

– ¡No, papa! Que tonto eres…

Quizá sea la pregunta más repetida que nos formulan a los Moros. El porqué de un arma que es, en apariencia, tan poco práctica para una guerra, y a la que tanto cariño tenemos.

Fueron las manos de Ernesto Navarro las que, con cariño, mimo y dedicación, tornearon cada pliegue del queso y el fuste del pico que inician nuestra escalera. Una metáfora de lo que somos, nuestro origen, la noble y humilde madera, que ascendiendo con empeño y constancia, estalla en un chorro de luz multicolor, que es nuestro traje, y nos regala esa magnífica vidriera que corona la Jaima.
Toda base, todo inicio, por duro y humilde que sea, con el suficiente amor y cuidado, fructifica en una historia de orgullo, satisfacción y retos por cumplir, que ilusiona y atrapa con la magia que solo lo que nos ata con el tiempo pasado y nos regala el futuro, puede crear.

Veinte años después, sigue despertando el interés de quienes entran a La Jaima, nuestra casa. No hay quien pase, por primera, o por enésima vez, y no acaricie suavemente la borla del queso, o intente coger el pico que descansa, como fatigado por mil Entradas, contra ese balaustre torneado, que ha llegado a ser emblema de nuestra Comparsa.

Y ahí seguirá, esperando a tantas manos como quieran acariciar ese queso y ese pico, que son, fueron y serán la Comparsa de Moros Nuevos.

 

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