UN RINCÓN DE NUESTRA HISTORIA
Hacía tiempo que nuestra centenaria historia reclamaba a gritos un lugar donde se pudiera poner en valor, un espacio que albergara los objetos ─escasos, por desgracia─ que se conservan y hablan de nuestro pasado.
Escasos como decimos, sí, pero también de un enorme valor histórico. Ese es el caso de alguno de los elementos del traje de Miguel González “Fleta”, Moro Viejo antes de la guerra civil y que falleció joven, en plena contienda. Ahora, su familia ha querido donar dichos elementos tras permanecer más de setenta años celosamente guardados en un arcón.
Como también se conserva un libro de cuentas cuyas primeras anotaciones datan de 1928. Es este un documento de un valor incalculable que, analizado en profundidad, nos ha aportado y puede seguir aportándonos valiosa información que nos permita conocer mejor aquellos lejanos tiempos que se escapan a nuestra memoria.
De la misma manera, en nuestra sede social se custodian la gumía y la mochila de Antonio Navarro Navarro “El Tito”, presidente en los difíciles años anteriores a la guerra, cabo con un estilo propio y genuino, festero ejemplar e iniciador de una larga saga familiar de Moros Viejos.
De todo este activo que obra en la comparsa, gran parte se debe a desinteresadas donaciones que solo buscan que aquello que fue y perteneció a algún antepasado, no se pierda por el camino cuando las generaciones futuras no le den el valor que tiene. Pero cuando una familia se plantea la posibilidad de donar, algo, quiere, como es lógico, la garantía de que dicha donación no acabe olvidada en algún oscuro almacén o simplemente desaparezca.
Por ese motivo y, porque, como decíamos al principio, nuestro centenario pasado ─más de 175 años nos contemplan─, reclama por derecho propio su lugar, en los últimos meses se ha puesto en marcha un modesto museo en nuestra sede social que aspira a ser el germen, quizás, de algo más grande. Es solo un pequeño pero grande, muy grande rincón de la historia de los Moros Viejos.