DÍA 4 QUE FUERA

La frase popular "Día 4 que Fuera" hace referencia a la víspera de las Fiestas de Moros y Cristianos de Villena.

Hasta los años sesenta, las fiestas comenzaban el día 5 de septiembre por la mañana con la Fiesta del Pasodoble, y fue en esa década cuando se añadió el pregón de fiestas. Por eso, el día 9, después de despedir a la Virgen por la mañana y de celebrar la entrada de Nuevos Capitanes y Alféreces; y el intercambio de bandas, por la tarde, la gente decía popularmente "día 4 que fuera", expresando así su deseo de que las fiestas empezaran de nuevo ese mismo día, es decir, que o terminaran.

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Día 4 que FueraActualidad Microrrelato: Contrastes que emocionan

Microrrelato: Contrastes que emocionan

Autor: Adrián Hernández Forte –  Cronista Comparsa de Moros Beréberes

El día empieza con toques de tristeza y melancolía. Al terminar la diana, ya todos en la plaza, los arcabuceros empiezan a calentar los pistones, con ese petardeo tan característico, a la vez que los alféreces mecen sus banderas tranquilamente. Los nervios van aflorando, mientras cientos o miles de cuellos se estiran todo lo que se puede y más, pues nadie quiere perderse ni un instante de lo que está por llegar.

Su figura asoma en la plaza, y con ella da comienzo un atronador estruendo. Sus pasos, aunque cortos, son rápidos, mientras, entre volteos de bandera, atraviesa esa nube grisácea que envuelve a la plaza entera. Llega a la barrera y de repente, se gira y mira a su pueblo, ese que con tanta devoción la recogió hace tan sólo 14 días, y que durante todo este tiempo la ha cuidado y mimado. Su mirada se encuentra con otras tantas, todas ellas tristes, alguna incluso con lágrimas deslizándose por la mejilla. Durante los escasos segundos que dura ese cruce de miradas, ella escucha a cada uno de los que están en la plaza: unos le piden salud, otros que vuelva pronto y otros que no se vaya. Sin embargo, el momento ha llegado, ella se vuelve a su casa mientras que el pueblo entero llora su despedida y anhela su vuelta.

En cuestión de minutos, como por arte de magia, la tristeza del momento da paso a una alegría desbocada que inunda las calles de Villena, las comparsas y a las gentes, y eso que las fiestas están llegando a su fin. El siguiente acto es el almuerzo, que se desarrolla entre risas y charraicas donde se recuerdan todos los momentos pasados en las Fiestas. Ya por la tarde, en el desfile, pese a ser el último, todos los poros de la piel emanan felicidad y alegría. Ya nadie se acuerda de la tristeza que esta mañana nos sumía a todos. Y es que esos contrastes son una de las cosas que hacen únicas las Fiestas de Villena, en ocasiones se pasa del todo a la nada y de la nada al todo en cuestión de segundos.

Adrián Hernández Forte

Cronista de la Comparsa de Moros Beréberes

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