DÍA 4 QUE FUERA

La frase popular "Día 4 que Fuera" hace referencia a la víspera de las Fiestas de Moros y Cristianos de Villena.

Hasta los años sesenta, las fiestas comenzaban el día 5 de septiembre por la mañana con la Fiesta del Pasodoble, y fue en esa década cuando se añadió el pregón de fiestas. Por eso, el día 9, después de despedir a la Virgen por la mañana y de celebrar la entrada de Nuevos Capitanes y Alféreces; y el intercambio de bandas, por la tarde, la gente decía popularmente "día 4 que fuera", expresando así su deseo de que las fiestas empezaran de nuevo ese mismo día, es decir, que o terminaran.

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Día 4 que FueraActualidad Marinos Corsarios Microrrelato: Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid (Microrrelato de una microexperiencia)

Microrrelato: Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid (Microrrelato de una microexperiencia)

Autora: Fuensanta Martínez López – Cronista Comparsa de Marinos Corsarios

Era entonces una estudiante de Derecho poco afortunada. Durante algunos años tuve que emplear  los primeros  días de septiembre  en   realizar tediosos exámenes que me alejaban de los días más grandes de mi Villena.   Huyendo de la algarabía festera, me refugiaba para estudiar en las casas de mis hermanos,  situadas en la parte alta de la ciudad, más silenciosa. Aún así, durante los descansos,  era inevitable escuchar en la radio  o ver en la Intercomarcal el desarrollo de los desfiles, buscar las caras conocidas entre los bloques y filas, y morderse las uñas de desesperación.

Y  ese año estaba decidido. Me había quedado sin fiestas en mi pueblo pero  no iba a despreciar la invitación de mi amiga, mi hermana de dolencias hospitalarias, para visitarla, una vez más, en su ciudad.  Y así, «aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid», acepté de buen grado  ir hasta su Pucela natal, esta vez  para disfrutar de sus fiestas septembrinas, que nada tenían que ver con las nuestras de moros y cristianos, pero que igualmente llegan al alma, porque las fiestas, de aquí y de allí, son la pasión con la que se viven. Escuché un pregón de altura ofrecido por mis siempre apreciados Celtas Cortos, concierto, feria y vinos de la tierra, muchos vinos de la tierra. Mis amigos se desvivieron para  que disfrutara lo mejor de sus fiestas y yo, agradecida, me entregué al disfrute, sobre todo al de los citados vinos castellanos. Bien halladas «casetas regionales»: ¡qué vinos y qué memorable melopea! Aquello sí que fue tremenda caída en los brazos de Baco.

Fue grande, muy grande. Y desde aquel maravilloso septiembre yo estaba en deuda con mis amigos vallisoletanos. A mí me correspondería en alguna ocasión brindarles lo mejor de mis fiestas.  Y fue este año. Llegaron con la Retreta,  disfrutaron La Alborada y los fuegos, y despertaron con la animada diana. Y vieron el Castillo engalanado para la Embajada del cristiano al moro, impresionados por los arcabuces y la  bajada de la Mahoma. Agradecieron la hospitalidad de villeneros  animosos y se recompusieron de la falta de sueño con  un buen caldo con pelotas.  La tarde del día ocho les descubrió festeros solemnes y la noche, la devoción a nuestra Virgen Morena.  Verbena popular que les  condujo directos al despertar dianero y, contundente almuerzo que hilaron con la cómica corrida de toros de nuestros «marineros». Buena paella valenciana que compartieron con la «armonía» de nuestros músicos y, sin descanso, desfile de nuevos cargos y acta de premios. Una pequeña muestra y un cursillo acelerado sobre vivencias y sentimientos, y mis «pucelanos»  marcharon un lacónico día diez, conscientes de la intensidad con  que  disfrutamos esas fiestas de las que, tantas veces nos han escuchado hablar; conocedores de la amabilidad de nuestras gentes y de la facilidad con la que, en estos días mágicos, se es  «uno más». Uno más en la casa, en la escuadra, en la comparsa, en la calle. Uno más allí y aquí. Para eso están los amigos. Lo tuyo, mío. Y lo mío, tuyo. Así que:

¡Viva la Antigua y viva la Arcedianal de Santiago! ¡Viva el Campo Grande y viva el Paseo Chapí! ¡Arriba el Pisuerga y arriba el Vinalopó! ¡Vivan las Denominaciones de Origen! ¡Viva el Katakí! ¡Viva  Pucela  y viva  Villena! ¡Viva  la Virgen de San Lorenzo y  viva la Virgen de las Virtudes! ¡Viva, viva!

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