DÍA 4 QUE FUERA

La frase popular "Día 4 que Fuera" hace referencia a la víspera de las Fiestas de Moros y Cristianos de Villena.

Hasta los años sesenta, las fiestas comenzaban el día 5 de septiembre por la mañana con la Fiesta del Pasodoble, y fue en esa década cuando se añadió el pregón de fiestas. Por eso, el día 9, después de despedir a la Virgen por la mañana y de celebrar la entrada de Nuevos Capitanes y Alféreces; y el intercambio de bandas, por la tarde, la gente decía popularmente "día 4 que fuera", expresando así su deseo de que las fiestas empezaran de nuevo ese mismo día, es decir, que o terminaran.

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Día 4 que FueraActualidad Microrrelato: De tapete y garbanzos

Microrrelato: De tapete y garbanzos

Autor: Carlos Forte Flor – Cronista de la Comparsa de Cristianos

Muy pocas cosas son más difíciles de explicar en Villena que ese olor a alábega que con la última luna de agosto invade cada hogar. Difícil exponer esa calma chicha y el sudor en las palmas mientras se contiene el aire hasta escuchar la maza del bombo con su “pom pom” junto a La Losilla la tarde del 5 de septiembre.

Algunas cosas tan nuestras son muy difíciles de explicar. Así sucede con uno de los elementos (espero me perdone la gachamiga de la que otro día hablaremos) que más hace por mantener la esencia de Fiestas del nueve al cuatro en nuestra ciudad. Se trata del truque.

Este Sancho de las cartas nunca opositó a hidalgo caballero. Le gustó surgir en los ambientes más humildes, en las mesas con más experiencia del barrio y con apenas veintidós naipes dando vueltas de mano en mano con el honroso botín de los garbanzos centrales de la mesa por conquistar.

El póker del populacho conecta nuestro presente con el pasado, las más modernas mesas de terraza con el rincón “donde corría el fresco” del Bacalao en los años 60. Una tradición heredada de abuelos a nietos a la cual se aprende en la mesa. Un juego tachado para mentirosos a lo que he de replicar, pues se trata de una batalla psicológica, por parejas, ideal para oportunistas de la carta y la palabra.

Aún hoy en día es uno de los grandes socorridos en los torneos de escuadras y peñas a los que el Ecuador de febrero casi siempre les sabe a poco. Para aquellas parejas que llevan meses sin verse, pero al mirarse frente al tapete no necesitan de forzar sus cejas para hacer saber -a su otra mitad en la batalla- que la mano promete y que, si las manillas no lo impiden, La Espada se queda para dominar la mano en la mesa.

Carlos Forte Flor

Cronista de la Comparsa de Cristianos

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