Acervo festero: «El cabezón»
Autor: Francisco Hernández Marín cronista de la Sociedad Musical Ruperto Chapí de Villena
Siempre se topaban con él al entrar a los ensayos, pasaban de largo, y cada un@ de ell@s iba a su sitio. Hasta que un día los tres amigos se percataron que allí él siempre estaba.
– Dijo la que tocaba el instrumento de viento metal: – ¡mira que es cabezón!-
– Y pesa un mogollón. Para cabezón el que dan en la gala de los Goyas; este es más nuestro, es como de la familia- apuntilló el percusionista.
– Aunque parezca algo frio, el hombre no tiene culpa, ¿qué culpa tiene que sea de resina y lo hayan bañado con esa pintura con toque metalizado?. ¡Con lo sensible que era en vida!- matizó el de viento madera.
– La verdad es que se le tiene cariño, es parte de nosotr@s; aunque una ya lo ha visto en varios lugares de la sede- apuntó el percusionista.
– Comentó la de viento meta: –fue un regalo que las esposas y novias de los fundadores hicieron en el año 1996-
– Hay que reconocer el apoyo que se ha tenido en la Sociedad por parte de las mujeres de los músicos; y éste regalo fue un buen detalle- reconoció el percusionista.
Los tres se fueron a su silla en la sala para empezar el ensayo, pensando que la Sociedad se creó con un sentido muy familiar, de unión. En el ensayo, de vez en cuando los tres se volvían hacia el busto, y pensaban “¡qué grande era Chapí!”