DÍA 4 QUE FUERA

La frase popular "Día 4 que Fuera" hace referencia a la víspera de las Fiestas de Moros y Cristianos de Villena.

Hasta los años sesenta, las fiestas comenzaban el día 5 de septiembre por la mañana con la Fiesta del Pasodoble, y fue en esa década cuando se añadió el pregón de fiestas. Por eso, el día 9, después de despedir a la Virgen por la mañana y de celebrar la entrada de Nuevos Capitanes y Alféreces; y el intercambio de bandas, por la tarde, la gente decía popularmente "día 4 que fuera", expresando así su deseo de que las fiestas empezaran de nuevo ese mismo día, es decir, que o terminaran.

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Pluma de Plata Moros Viejos

En este 2021 celebramos el cuadragésimo tercer aniversario de la creación del premio “Pluma de Plata” que reconoce la labor y entrega de un miembro destacada de la Comparsa de Moros Viejos y que, para aquel que lo recibe, supone un gran honor y reconocimiento.

El primero de estos galardones se entregó en el año 1978, en el que también nació el prestigioso Premio “El Tito”. La primera entrega de este reconocimiento fue para D. Francisco Pérez “Paco Perros”, una de las leyendas de nuestra comparsa. Directivo, presidente y cabo de la Escuadra de Dragones a la cual dirigía con su estilo inconfundible, recibió el premio en la presentación de la madrina que se realizó en el local social de la Comparsa de Cristianos.

Este premio se otorga a razón de la decisión de la directiva y reconoce una labor notoria en pro de la Comparsa. La junta directiva en aquel año de 1978 estaba presidida por Primitivo Gil Saúco y en su propia voz, conocemos algunos datos de cómo nació esta distinción:

“Con el paso de los años, a veces, se pierde la perspectiva de los hechos y parece que siempre fueron así, pero en este caso, en lo que respecta al galardón “Pluma de Plata” que la Comparsa de Moros Viejos concede todos los años a uno de sus componentes, con todas las circunstancias que influyeron en su creación sucedieron de esta manera, por eso esta historia que ahora se relata podía haber ocurrido en cualquier momento de cualquier año, pero, en ocasiones, hay fechas que marcan un antes y un después, sobre todo para aquellos que las protagonizaron y que ahora se cuentan. Los hechos, para bien o para mal, quedan escritos y sellados en la historia particular de las personas que las protagonizaron y como consecuencia en el colectivo al que afectó.

Este relato habría que situarlo en el tiempo, cuando un hecho luctuoso se produjo en el seno de la Comparsa de Moros Viejos, Antonio Navarro Gil, siendo presidente de la misma, falleció víctima de una enfermedad coronaria en junio de 1975.

La sucesión lógica, como ocurre en estos casos, la asumió el vicepresidente Bartolomé Abellán Martínez, que cumplió el periodo establecido para la directiva elegida en su día que se prolongó hasta año 1977.

La Junta Directiva, una vez agotado el plazo de su vigencia, convocó elecciones a la presidencia de la Comparsa. La convocatoria establecía el lugar de reunión en los antiguos locales del Sindicato, que estaban situados en la calle Juan Chaumel.

En aquellos años no era necesario presentar una lista con los nombres del Presidente y del resto de Directiva, simplemente se votaba al Presidente y éste, posteriormente, nombraba a sus compañeros de legislatura.

De esta manera, tan sencilla, empieza nuestro relato de lo que durante los doce meses siguientes fue sucediendo. Comenzó aquella reunión con la lectura del acta anterior y al finalizar ésta y tras su aprobación, el Presidente preguntó si alguien presentaba su candidatura, pero nadie contestó a la solicitud y, tras breves momentos, todos los presentes acordaron que cada uno de los asistentes en aquella asamblea escribiera un nombre y lo depositara en una caja, una vez extraídos y leídos, el nombre que más veces hubiera sido escrito en las papeletas sería nombrado Presidente. Y así sucedió, se depositaron las papeletas y del mismo modo se fueron extrayendo y leyendo lo que en ellas decía. Sonaron varios nombres, Francisco Pérez Tomás (Paco Perros), Benito Pardo García y Primitivo Gil Saúco, pero el que más veces sonó aquella mañana fue el de Primitivo, de esta manera tan curiosa los Moros Viejos, en aquella ocasión, eligieron a su Presidente. Esto ocurrió el 21 de Noviembre de 1977.

A partir de ese momento al recién nombrado Presidente se le plantaban retos importantes. Eran momentos de cambios, la sociedad se estaba transformando muy rápidamente, casi sin darnos cuenta, y la Fiesta no era ajena a estos cambios. El primer reto fue buscar una directiva y un segundo, no menos importante, modernizar la Comparsa, algo que se demandaba hacía tiempo.

En aquellos tiempos, no se disponía de un logotipo identificador y se venía utilizando tanto en los impresos como en los sellos de caucho la figura de un moro viejo con todo el porte de ser el tío “Tito”. Por lo tanto urgía crear una imagen identificadora, naturalmente esa imagen tenía que ser la pluma como seña de identidad histórica.

Un día, el Presidente de la Comparsa y Luis Murillo, en la trastienda de la joyería que este tenía en la calle Joaquín María López y partiendo de la pluma, fueron colocando varios símbolos hasta encontrar una media luna que fueron girando hasta colocarla como actualmente se puede ver.

Con aquellas premisas económicas se atacó la confección del primer Programa interior, la primera presentación de los Cargos y de la Madrina, que ese año fue Ana Soler López y, ya puestos, el premio “El Tito” que llevaba y lleva incluido otro paralelo como es la Pluma de plata para un miembro destacado de la Comparsa”.

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