Microrrelato: La mochila
Autora: Nuria Espinosa Juan
Cronista Comparsa de Moros Viejos
Pues seré sincero y te diré que mientras me iba colocando cada una de las piezas de mi traje, mi mirada no podía dejar de observar aquel objeto que habíamos dejado apoyado sobre la almohada de mi cama. Sin quitarle ojo de encima, acepciones varias de este término iban invadiendo mi mente, pero en ningún momento consideré de manera especial aquella que suponía ser una carga. Era para mí un orgullo portar aquel singular “abalorio” el cual había pasado de generación en generación.
Objeto de color negro, cuadrado en la lejanía o rectangular observado desde cerca, con ciertos adornos dorados a modo de chinchetas los cuales hacían del mismo un elemento singular en la espalda de todo Moro Viejo. En él se proyectaba la imagen del castillo que define a nuestra ciudad, la pluma que caracteriza nuestra comparsa y la luna que dice mucho del bando moro al que pertenecemos. En la parte superior una manta de color ocre/amarillo enrollada y enmarcada por un bies blanco de raso. En ambos extremos y pendiendo de la manta una terminación con dos borlas de la misma tonalidad del bies las cuales cobran vida al son del pasodoble.
“La mochila” más allá de dar la impresión de ser una carga para todo festero que la porta a diario para asistir a los actos, es un elemento característico el cual se porta como un motivo singular. Forma parte del atuendo festero y a su vez de la persona ya que la identifica como tal a través de la inclusión de las iniciales del nombre y apellidos, y como festero perteneciente a una comparsa que sigue cumpliendo años, más concretamente 175 gracias al esfuerzo y dedicación de todos los que portamos la tradicional mochila.