DÍA 4 QUE FUERA

La frase popular "Día 4 que Fuera" hace referencia a la víspera de las Fiestas de Moros y Cristianos de Villena.

Hasta los años sesenta, las fiestas comenzaban el día 5 de septiembre por la mañana con la Fiesta del Pasodoble, y fue en esa década cuando se añadió el pregón de fiestas. Por eso, el día 9, después de despedir a la Virgen por la mañana y de celebrar la entrada de Nuevos Capitanes y Alféreces; y el intercambio de bandas, por la tarde, la gente decía popularmente "día 4 que fuera", expresando así su deseo de que las fiestas empezaran de nuevo ese mismo día, es decir, que o terminaran.

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Día 4 que FueraDescubriendo acervo festero “Como nació la Pluma de Plata”

“Como nació la Pluma de Plata”

Primitivo Gil Saúco, Presidente de nuestra Comparsa de Moros Viejos entre los años 1978 y 1980 nos relata, en el siguiente texto, cómo surgió este galardón denominado “Pluma de Plata”

Con el paso de los años, a veces, se pierde la perspectiva de los hechos y parece que siempre fueron así, pero en este caso, en lo que respecta al galardón “Pluma de Plata” que la Comparsa de Moros Viejos concede todos los años a uno de sus componentes, con todas las circunstancias que influyeron en su creación sucedieron de esta manera, por eso esta historia que ahora se relata podía haber ocurrido en cualquier momento de cualquier año, pero, en ocasiones, hay fechas que marcan un antes y un después, sobre todo para aquellos que las protagonizaron y que ahora se cuentan. Los hechos, para bien o para mal, quedan escritos y sellados en la historia particular de las personas que las protagonizaron y como consecuencia en el colectivo al que afectó.

Este relato habría que situarlo en el tiempo, cuando un hecho luctuoso se produjo en el seno de la Comparsa de Moros Viejos, Antonio Navarro Gil, siendo presidente de la misma, falleció víctima de una enfermedad coronaria en junio de 1975.

La sucesión lógica, como ocurre en estos casos, la asumió el vicepresidente Bartolomé Abellán Martínez, que cumplió el periodo establecido para la directiva elegida en su día que se prolongó hasta año 1977.

La Junta Directiva, una vez agotado el plazo de su vigencia, convocó elecciones a la presidencia de la Comparsa. La convocatoria establecía el lugar de reunión en los antiguos locales del Sindicato, que estaban situados en la calle Juan Chaumel.

En aquellos años no era necesario presentar una lista con los nombres del Presidente y del resto de Directiva, simplemente se votaba al Presidente y éste, posteriormente, nombraba a sus compañeros de legislatura.

De esta manera, tan sencilla, empieza nuestro relato de lo que durante los doce meses siguientes fue sucediendo. Comenzó aquella reunión con la lectura del acta anterior y al finalizar ésta y tras su aprobación, el Presidente preguntó si alguien presentaba su candidatura, pero nadie contestó a la solicitud y, tras breves momentos, todos los presentes acordaron que cada uno de los asistentes en aquella asamblea escribiera un nombre y lo depositara en una caja, una vez extraídos y leídos, el nombre que más veces hubiera sido escrito en las papeletas sería nombrado Presidente. Y así sucedió, se depositaron las papeletas y del mismo modo se fueron extrayendo y leyendo lo que en ellas decía. Sonaron varios nombres, Francisco Pérez Tomás (Paco Perros), Benito Pardo García y Primitivo Gil Saúco, pero el que más veces sonó aquella mañana fue el de Primitivo, de esta manera tan curiosa los Moros Viejos, en aquella ocasión, eligieron a su Presidente. Esto ocurrió el 21 de Noviembre de 1977.

A partir de ese momento al recién nombrado Presidente se le plantaban retos importantes. Eran momentos de cambios, la sociedad se estaba transformando muy rápidamente, casi sin darnos cuenta, y la Fiesta no era ajena a estos cambios. El primer reto fue buscar una directiva y un segundo, no menos importante, modernizar la Comparsa, algo que se demandaba hacía tiempo.

La elección de los miembros de la directiva era muy importante, ya que de ellos dependería, en gran medida, que los proyectos se llevaran a cabo o fracasaran antes de empezar. En esta ocasión el acierto fue pleno y pronto comenzaron a surgir ideas que se fueron poniendo en marcha, como la creación de un boletín interno que se tituló “La Pluma”, que se imprimió en Laimpa (imprenta del Paseo) y sirvió de lazo de unión entre directiva y socios, informando puntualmente de los proyectos, inquietudes, presupuestos y todo aquello que afectaba a la vida social de la comparsa.

Los proyectos se agolpaban, pero la economía era corta, por eso había que hilar muy fino y estirar hasta donde se pudiera, a pesar de que ese año en la lotería de Navidad había devuelto el dinero y eso siempre revierte en unos mayores ingresos.

Nunca hasta aquellos momentos, la Comparsa de Moros Viejos había realizado nada especial en el acto de la Ofrenda y después de darle muchas vueltas a la imaginación surgió la idea de ofrecer algo útil y que durara mucho tiempo. Puestos en contacto con la Junta de la Virgen, se le propuso realizar las puertas de hierro del llamado Patio Festero del Santuario. Así fue, el encargo de la realización se hizo a Ginés Antonio López Sánchez, que con su maestría las forjó incorporando un sistema en los goznes que Antonio calificó de eternos. Quien quiera puede verlos y comprobará el extraordinario trabajo que entonces realizó y del que hoy nos sentimos orgullos los Moros Viejos.

En aquellos tiempos, no se disponía de un logotipo identificador y se venía utilizando tanto en los impresos como en los sellos de caucho la figura de un moro viejo con todo el porte de ser el tío “Tito”. Por lo tanto urgía crear una imagen identificadora, naturalmente esa imagen tenía que ser la pluma como seña de identidad histórica.

Un día, el Presidente de la Comparsa y Luis Murillo, en la trastienda de la joyería que este tenía en la calle Joaquín María López y partiendo de la pluma, fueron colocando varios símbolos hasta encontrar una media luna que fueron girando hasta colocarla como actualmente se puede ver.

Con aquellas premisas económicas se atacó la confección del primer Programa interior, la primera presentación de los Cargos y de la Madrina, que ese año fue Ana Soler López y, ya puestos, el premio “El Tito” que llevaba y lleva incluido otro paralelo como es la Pluma de plata para un miembro destacado de la Comparsa.

El Premio “El Tito” nació como consecuencia del pensamiento de aquella directiva y del sentimiento de gratitud a un hombre que nació y vivió para por la Fiesta y los Moros Viejos, Antonio Navarro Gil, “El Tito”, a quien mucha gente conoció como Antonio “El Moro”.

El premio vendría a distinguir las virtudes festeras, la entrega y dedicación de algunos festeros, que sin necesidad de ostentar cargo alguno, están siempre presentes, durante años y años, en algunos casos toda la vida, y han sido, muchos lo son, punto de referencia en sus comparsas y abarcaba y abarca todo el espectro festero de nuestra ciudad.

Pero, como en muchos casos ocurre,  el hombre propone y Dios dispone, sucedió que pocos meses después de fallecer Antonio, también lo hizo su padre, Antonio Navarro Navarro “El Tito”, por esa razón, el premio incluye las dos figuras, padre e hijo, los dos Antonios y los dos Titos.

El premio consistía en una insignia de la Comparsa en oro y una placa pergamino en el que figurasen los dos “Titos” padre e hijo y el nombre del galardonado. El encargo de ambas cuestiones se le hizo a Luis Murillo, quien, tanto un encargo, como el otro, bordó a la perfección.

Solamente quedaba para que el premio tuviera la mayor dignidad e importancia que fuera entregado en un acto acorde al mismo. En conversaciones con el presidente de la Junta Central, Francisco Navarro, accedió a que fuera en el acto de presentación de la Regidora, puesto que en él se entregaban los premios de las Fiestas del año anterior y en capítulo aparte se podría hacer la entrega del “Premio el Tito”. Aquel año subieron al escenario el Presidente de la Comparsa y el Secretario para hacer entrega del mismo y una vez leída el acta de concesión se hizo la entrega del premio que, en aquella ocasión, fue a D. Miguel Hernández Ferri.

Punto y aparte merece todo lo concerniente a la “Pluma de Plata” que nace como galardón y distintivo a la labor y entrega de un miembro destacado de la Comparsa a juicio de la directiva, en ocasiones su labor puede haber sido más notoria y en otras ocasiones no tanto, pero para aquel que lo recibe supone un alto honor.

El primero de estos galardones se entregó en la presentación de la Madrina que se realizó en el local social de la Comparsa de Cristianos y que ese año se le entregó a D. Francisco Pérez Tomás, “Paco Perros”.

A partir de aquel año, muchas cosas no fueron como eran antes, se había producido un gran cambio, un cambio en las formas de enfocar el concepto de comparsa que, por otro lado, se estaba solicitando desde hacía tiempo. Por fin los Moros Viejos se habían enganchado a la corriente y al ritmo que imperaba en la mayoría de las comparsas.

Gracias amigos y gracias a todos los festeros que, como nosotros, aprendieron a convivir y a amar la Fiesta desde el prisma de unos colores y unas luces rojas, azules y blancas, matizadas del oro brillante de la ilusión, la amistad, el compañerismo y la devoción.

Esto fue, entre otras muchas cosas, vivencias y anécdotas del año 1978.

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