DÍA 4 QUE FUERA

La frase popular "Día 4 que Fuera" hace referencia a la víspera de las Fiestas de Moros y Cristianos de Villena.

Hasta los años sesenta, las fiestas comenzaban el día 5 de septiembre por la mañana con la Fiesta del Pasodoble, y fue en esa década cuando se añadió el pregón de fiestas. Por eso, el día 9, después de despedir a la Virgen por la mañana y de celebrar la entrada de Nuevos Capitanes y Alféreces; y el intercambio de bandas, por la tarde, la gente decía popularmente "día 4 que fuera", expresando así su deseo de que las fiestas empezaran de nuevo ese mismo día, es decir, que o terminaran.

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Día 4 que FueraActualidad Con C de casa. Un repaso a la sede social de la Comparsa de Ballesteros
Con C de casa. Un repaso a la sede social de la Comparsa de Ballesteros

Con C de casa. Un repaso a la sede social de la Comparsa de Ballesteros

Si bien no estuvo desde el principio, nuestra sede social ha sido testigo y escenario de una inmensa parte de la historia de los Ballesteros, un lugar que durante años ha ido moldeándose en consonancia con sus propias necesidades y urgencias, con las de sus socios y, finalmente, con las exigencias que han marcado las hasta ahora vigentes legislaciones. Fuimos una de las primeras comparsas de Villena con sede social, pero familiarmente nosotros la llamamos casa, como si fuera una especia de segundo hogar, aunque prácticamente sólo lo pisemos en contadas ocasiones a lo largo del año. Y es que mientras las circulares siempre nos convocan en la sede social, en los corrillos e incluso en las juntas se oyen o ha oído cosas del estilo “el almuerzo del ecuador lo haremos en la Virgen o en la casa” o “¿cuándo se termina el préstamo de la casa?”

Fachada de la sede social de la Comparsa de Ballesteros

Los primeros puntos de reunión fueron los mismos que utilizaron los Árabes, es decir, el que denominaban bar de la comparsa, sito en la entonces calle del General Mola, y los sótanos del bar El Niño, situado en la esquina que forman la avenida de la Constitución y la calle José María Soler, cuando el primero se quedaba pequeño. No obstante, también se alquilaron algunos cuarteles, especialmente para los días de fiesta.

El 19 de junio 1979, Antonio Torres Catalán, pieza clave en el devenir de la comparsa, es elegido presidente y emprende uno de los proyectos más ambiciosos de estos cincuenta años: la compra de nuestra actual sede social. Para ello, la asamblea aprobó en junta general la compra de la casa de la calle Maestro Moltó número 11, propiedad de Virtudes Domene García, así como autorizó al presidente Antonio Torres para que realizara las oportunas gestiones ante el notario Manuel Giner.

Fue sin duda un momento arriesgado para ello, pues España atravesaba una de esas crisis económicas que sufre cada diez o quince años, a la par que se añadía la incertidumbre de saber cómo iba a repercutir en el socio la adquisición del pabellón festero (actualmente convertido en la piscina cubierta que hay junto a los juzgados), la deuda que ello estaba originando y la entrega de las cinco mil pesetas para poder adquirir la casa. Pero finalmente se compró y se invirtieron en ella 600000 pesetas para llevar a cabo una serie de reformas y actuaciones en aras de ponerla a punto para el disfrute del personal. 

Ya en 1981 se procede con otras pequeñas obras, como la construcción del escenario y el montaje de unos cuadros grandes que mediante fotografías repasaban la historia de la comparsa desde sus orígenes como Americanos.

Ya en 1984, y con la directiva presidida por José Ferrándiz, se llevaron a cabo unas obras de reparación de las dos fachadas de la casa, las de las calles Maestro Moltó y José Zapater. En enero del año siguiente (1985), la misma directiva propone una reparación de la parte trasera de la sede a la par que se presentó el cambio de algunas prendas del traje oficial (el cambio de la camisa amarilla por la casaca y la camisa blanca). Todo ello junto suponía un considerable desembolso, pero finalmente el resultado fue la creación de un nuevo salón y un primer intento de reformar la sede social.

Vista de la sede desde la entrada de la calle José Zapater. Planta baja.

Las siguientes actuaciones en la casa tuvieron lugar durante las legislaturas de Bernardo Egido Martínez. A principios de 1992 se presentaron dos propuestas: comprar la casa adyacente, algo que ampliaría nuestras dependencias para mayor comodidad y explotación de recursos y que ya propuso Antonio Torres durante la primera presidencia de José Ferrándiz, o llevar a cabo una reforma, aprobándose en asamblea esta segunda propuesta. A finales de 1993 se había intervenido en la casa con el arreglo de la cocina, de la fachada (donde además se colocó el cartel), de los aseos y del patio, el pintado del salón de reuniones y alguna que otra medida más basada en la compra de mobiliario. En aquellos momentos la asamblea animó a Bernardo Egido para renovar su presidencia por dos años más. Una de las principales preocupaciones de aquella directiva era la de acondicionar bien la casa, pues cada vez acusaba más gravemente los efectos de la humedad y no reunía unas condiciones del todo deseables para albergar a los músicos, columna vertebral de nuestras fiestas. Es por ello que se necesitaba emprender un proyecto serio que por fin solventara dichos problemas. Tras conseguir que se aprobara la reforma de la sede, a directiva presentó varios proyectos, decantándose la asamblea el 29 de abril de 1995 por el de realizar una nueva planta baja con nuevos aseos y una planta alta con dormitorios y aseos para hombres y mujeres. Esta segunda planta quedaría preparada para la futura construcción en su parte superior. La planta baja sería ampliada en dos metros y la fachada ascendería un metro.

Sin embargo, el constructor, después de tenerlo todo aprobado dijo que no le daría tiempo a terminar las obras antes de fiestas. No obstante, se había concienciado a la comparsa de la intervención que necesitaba la casa y que ello debía ser uno de los objetivos principales de la siguiente directiva.

El testigo lo recogió la directiva encabezada por José Puche Guardiola, quien toma las riendas de la comparsa. El dos de marzo de 1996 se aprueba el proyecto de reforma de la casa consistente en intervenir la parte que da a la calle José Zapater, reformándose el salón y construyéndose en la parte superior unas habitaciones y unos aseos que podían albergar a nuestros músicos en unas condiciones mucho mejores. Todo ello fue inaugurado tras la presentación de nuestros cargos en los Salesianos y con la bendición del entonces párroco de la Virgen. Ésta constituye la primera gran reforma de nuestra sede social, solucionándose el problema de la recepción de los músicos y dotando a la vez a la comparsa de un salón bien acondicionado en el que poder realizar tanto reuniones como torneos y demás actos. Y sobre todo, ya se solucionaba en esta sección de la casa el problema de la humedad que tanto estaba deteriorando el edificio.

La siguiente directiva, presidida por José Richart Bañón, presentó en 1999 el proyecto de reforma de la parte vieja de la casa (la de la vertiente de la calle Maestro Moltó), consistente en demoler totalmente la casa vieja para paliar definitivamente los problemas de humedad y construir en la planta baja una cocina, una barra y cuatro aseos, aprovechando la planta superior para edificar un salón, una oficina y dos almacenes. Así pues, para proceder con la financiación de la obra, se amplió el préstamo que se tenía contratado de la anterior reforma. Al igual que en 1996, tras la presentación de nuestros cargos, esta segunda gran reforma quedó inaugurada. Con esta medida, la segunda gran reforma de la casa, podemos decir que se da por concluido el saneamiento del edificio, tan necesario ante la ya mencionada amenaza de la humedad, y se le provén a la sede de unas garantías de futuro. La casa alcanza pues un estado fuerte y seguro, y además por fin se ve dotada de unas dependencias adecuadas para los avatares de oficina. 

Durante los años siguientes las labores emprendidas en la casa fueron básicamente de mantenimiento. En esta línea, durante la presidencia de Ángel Gabaldón Gil se procedió a pintar toda la casa y a instalar un toldo, así como también queda patente la reforma de la cocina en 2005 siendo Frutos Menor Sánchez presidente en aras de albergar un equipo de repostería más eficaz durante los días de fiesta. 

Con esto llegamos a la última gran reforma que ha contemplado nuestra sede, ya en 2014. Si bien sus resultados no tuvieron un impacto visual tan físico, tal intervención era del todo imprescindible para poder acondicionar la sede a las demandas de la legislación en lo que a políticas de asociaciones refiere. Es así que el día doce de abril y ante las amenazas externas de cierre, se aprueba en asamblea la insonorización del salón de la calle José Zapater, ratificándose también al mes siguiente la junta el deseo de solicitar la tipología de sede C, algo que nos permitiría abrir todos los días de fiesta de cara al gran público albergando un equipo de repostería. Para conseguirlo, era conditio sine qua non la construcción de un aseo de minusválidos, inifugar los pilares de hierro, instalar una cancela interior tras la entrada principal y tramitar toda una larga serie de documentación.

Todo ello se llevó a cabo bajo la gestora presidida por Frutos Menor en 2014, una gestora que lejos de abocarse sólo a organizar los actos de fiestas, se volcó en este proyecto pese a las incertidumbres que los mecanismos burocráticos planteaban y a las numerosas trabas que el camino iba colocando. El desenlace llegó a finales de agosto, cuando por fin llegaron en sendos folios azules las dos ces mayúsculas que ahora se pueden ver en las fachadas de la casa, esas ces que los miembros de aquella gestora colgaron ipso facto con una sonrisa de oreja a oreja durante una noche estival en los albores de las fiestas.

 

Cobertura del patio

La última reforma vivida en la casa ha tenido lugar durante la legislatura de Andrés Leal, prolongada en el tiempo en forma de gestora casi perenne por la llegada de la pandemia i las sucesivas prórrogas que forzosamente se tuvieron que hacer. No obstante, dicho grupo acometió interesantes obras que dan más vids a nuestra sede: la reforma de las fachadas y la cobertura del patio interior, algo que ha dado mucho juego en la celebración del ecuador (nunca mejor dicho).

Ya conseguimos nuestra C de casa…, y ahora, ¿qué? No sabemos cuál será la próxima reforma, si algún día por ser tantos que nos tendremos que mudar, si ampliaremos esta sede o si se va a quedar tal y como está durante muchos años. Será el tiempo, y muy posiblemente de nuevo la ley, quienes operen al respecto. Pero no queremos terminar sin apuntar un elemento fundamental durante las reformas de la casa y durante las labores de mantenimiento de la misma. Me refiero al ingente trabajo silente y desinteresado que las sucesivas directivas y gestoras han llevado a término, basadas casi siempre en la limpieza, en la pintura, en la limpieza, en la limpieza, en la limpieza y en la limpieza. Es esa labor callada de vocales y otros directivos que nunca consta en acta, gracias a la cual se puede apurar más el presupuesto y sin la que no podría abrirse nuestra casa durante los días de fiesta. 

 

 

 

Andrés Montoya Egido

Vista del patio desde la entrada de la calle Maestro Moltó.

Andrés Montoya Egido

Chronographus ballistarius in provincia Carthaginense, magister linguae latinae in provincia Tarraconense

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