DÍA 4 QUE FUERA

La frase popular "Día 4 que Fuera" hace referencia a la víspera de las Fiestas de Moros y Cristianos de Villena.

Hasta los años sesenta, las fiestas comenzaban el día 5 de septiembre por la mañana con la Fiesta del Pasodoble, y fue en esa década cuando se añadió el pregón de fiestas. Por eso, el día 9, después de despedir a la Virgen por la mañana y de celebrar la entrada de Nuevos Capitanes y Alféreces; y el intercambio de bandas, por la tarde, la gente decía popularmente "día 4 que fuera", expresando así su deseo de que las fiestas empezaran de nuevo ese mismo día, es decir, que o terminaran.

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Día 4 que FueraActualidad El regreso a la batalla
El regreso a la batalla

El regreso a la batalla

Carolina Gomariz Francés.

Cronista Moros Nuevos.

Estoy tremendamente ilusionado… no es para tanto dirán algunos… lo es. Llevo 10 años sin salir de este altillo… y lo peor no es eso, no es la soledad, no es la bolsa de plástico que me cubre, no es este olor alcanfor y cerrado que me acompaña… lo peor es que llevo 10 años sin escuchar, sin sentir la cadencia pausada y elegante de la marcha mora o el júbilo y la alegría de un pasodoble.

Mi dueño ya no está y ese dolor me acompañará siempre, pero por fin hoy, alguien a quien él amaba profundamente, su nieto,  me sacará del armario y me preparará para disfrutar del mayor acontecimiento que un utensilio como yo pueda imaginar.

Me creó un viejo artesano hace muchos años. Mi dueño quería salir de moro nuevo, y me mandó tallar. El ebanista  me preparó y me  esculpió con ahínco y esmero. Bien de lija para resultar suave en las manos de mi dueño, la pintura  lista para cubrir mi cuerpo… Y así me crearon como acompañante de la mochila, así para emular a la vieja soldadesca que portaba el pico como arma en su atuendo. Aunque yo soy consciente que soy un mero  instrumento de atrezo y diversión. Y así he cumplido mi función, año tras año, fiestas tras fiestas,  durante más de 40 años, formando parte de la indumentaria festera, he descansado después de los desfiles en bares y casas, y he formado parte de las anécdotas más variopintas, hasta olvidado he sido, pero por poco tiempo, y la marca que mi dueño me realizó me ha servido para volver a casa a pesar de los despistes…

 

 Y tras tantos años guardado,  la abuela, con una mezcla de emoción, congoja e ilusión me sacará del armario, revisará que este en buena forma, con un poco de pintura negra reparará los daños de 40 años de desfiles, barnizará el mango y revisará que los detalles  en plata que cubren mi cuerpo y que me adornan estén en perfectas condiciones para lucir en los días grandes de Villena.

Por fin pronto, podré disfrutar de la cadencia elegante de la marcha mora, y mi “nuevo dueño”, me levantará al cielo en la noche del día 6 al son de la marcha americana… ¡me estremezco solo de pensarlo! Mi dueño no estará conmigo, no notaré su mano fuerte , ni descansaré sobre su hombre izquierdo… pero sin duda, hoy comienza una etapa con el más pequeño de la familia, seré durante 4 días su fiel compañero, el arma de su batalla de alegría, música y emoción. Y me sentiré otra vez partícipe de una marea amarilla que levantará el pico en el auge de la marcha mora, y lo haré con él, empujaré su brazo al cielo, para que él también forme parte de ese sentimiento que estrecha lazos y crea vínculo.

El día 5 estoy seguro que me llevará temprano a las inmediaciones de la calle nueva y al primer toque de bombo de la banda, me levantará al cielo y  juntos gritaremos de júbilo y su abuelo por un instante se hará presente …

El día 7 descansaré de la batalla y reposaré en la habitación de los trajes con mis compañeros, y  el día 8, ¡ay el día 8! Ese día dejaré su hombro para posarme  sobre su brazo y rendiré honor y pleitesía a la sagrada imagen de la Virgen Morena en su procesionar . La Corredera, la Calle Nueva, el Rabal, donde algún amigo me cogerá para que mi nuevo dueño pegue un trago al botijo y reponga fuerzas . Los pasodobles y marchas moras serán cambiados por “Hosana in Excelsis” y notaré el vello de punta de mi nuevo portador. Su abuelo estará orgulloso, “el que es bueno para salir el día 5 es bueno para salir el 8” decía él con su voz, sentenciando.

Después de 10 años, ojalá me lleve a alguna diana, esas dianas con el fresco de la mañana y calentico en el cuerpo, esas dianas con almuerzo en la Jaima  y charraíca en el café.

Y llegará el día 9, porque todo llega a su fin, y las fiestas concluirán, pero lo harán en ese devenir maravilloso de no saber si es lunes o jueves, de la vorágine de los preparativos, de la ilusión de los días previos, del disfrute acontecido y se cerrará el círculo, y volveré al altillo con los “quesos”, las “mochilas”, los zapatos recién lustrados con tinte amarillo y me guardarán con esmero para que las próximas fiestas sea partícipe del júbilo, la ilusión, y el gozo y piense, como pensamos todos los villeneros, esa manida frase de … “Día 4 que fuera y lo pasao pasao…”

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