
A Capa y Espada
A CAPA Y ESPADA:
El viejo “oficio” de pirata se remonta, según las representaciones que recogen las Tablillas de Amarna, al año 1350 A.C. Estos legados, fueron escritos por el rey de Babilonia al faraón Amenhotep III transmitiendo ya, en aquella época, la amenaza de los piratas procedentes de las costas meridionales de Turquía. Por lo que la piratería, recorre, de una manera u otra, la mayor parte de la línea cronológica de la historia universal.
En las citadas representaciones se pueden observar imágenes de las batallas que libraban estas civilizaciones contra los “Pueblos del mar”, como se les conocía inicialmente a los piratas. Las pictografías muestran como los guerreros portaban espada que, según las teorías de James Henry Breasted, reconocido arqueólogo e historiador estadounidense, pudo haber sido desarrollada a partir de un alargamiento de los cuchillos y dagas europeos. El uso de estas armas, de mayor longitud, entre los grupos de mercenarios Shardana y filisteos les hacía capaces de resistir ataques de caballería, lo que los convertía en una fuerza valiosa en la guerra.

Shidarnas pueblos del mar
De esta manera comienza el recorrido por el estudio de las armas de nuestra Comparsa de Piratas. La espada o alfanje, que se ha seguido utilizando a lo largo de la historia de la piratería, en sus distintas modalidades, es un aderezo y símbolo fundamental de la actual indumentaria masculina de la Comparsa. Pieza única que reviste al impertérrito pirata de ese halo característico de peligrosidad y misterio.
Pero para la mejor explicación de su actual simbología, debemos trasladarnos al Siglo de Oro de la piratería (S.XVI -S. XVII). Las espadas de estas comunidades tenían un gran significado y desempeñaban un papel crucial en su modo de vida. Las armas no sólo eran herramientas de intimidación y poder, sino también símbolos de su profesión. Las espadas piratas recreaban la libertad, la lucha y la búsqueda de aventuras en alta mar. Además, se utilizaban como identificativo entre los distintos grupos piratas. Cada uno contaba con sus propios grabados o marcas personales, por lo que se convertían en parte de su identidad, fidelidad e individualismo dentro de la comunidad pirata. A mi parecer, con los datos expuestos, se puede concluir que, aunque el alfanje se remonte a tiempos remotos de la historia de la piratería en el Mundo, la actual arma de la Comparsa está inspirada principalmente en los S. XVI y XVII, época dorada y romántica de la piratería, debido a su marcado carácter simbólico, lo que nos conduce, una vez más, al debatido anacronismo de la Comparsa de Piratas de Villena.

Alfanje años 50

Espada con motivo de serpiente cedida por «El flecha»
Según el actual reglamento, el alfanje debe tener la hoja plateada con la insignia pirata grabada. Dicha apreciación, como ya se ha comentado, no es un requerimiento baladí, puesto que persigue recrear con todo lujo de detalle la realidad existente en alta mar durante los siglos del auge de la piratería, tal y como se ha explicado en líneas anteriores. Algunas filas, inclusive, han estampado su propio símbolo en las hojas de sus espadas acompañando a la imagen oficial de la comparsa e incluso, algún socio, a modo de anécdota, ha optado por fijar su nombre y el de su pareja en la misma. Ahondando aún más en este aspecto, en el reglamento de la Comparsa de 1972, se requería, aparte de las iconografías comentadas, caligrafía árabe en la hoja de la espada y filo ensangrentado, requisito que se puede relacionar claramente con la piratería Berberisca, cuya verdadera amenaza en el mar Mediterráneo tuvo lugar en el S.XVI, prolongándose durante siglos.
Pero no siempre la espada fue el elemento ornamental de defensa estrella entre los piratas villenenses. En los comienzos de la Comparsa, allá por el año 1939, según documentos fotográficos, los jóvenes fundadores portaban un arcabuz de cañón liso y boca acampanada que se mantuvo durante algunos años, hasta el cambio de traje oficial en el que se incorpora la espada y la camisa roja, lo que supuso un gran impulso en el número de afiliados a la Comparsa. No obstante, en el año 1940, según un texto manuscrito que se encuentra en el archivo oficial de la comparsa, el “Tío Mendorro” fabricó un puñal a cada miembro de la peña “Paso a los Piratas” y un sable de madera para su cabo, Antonio Morata. En las fiestas siguientes, Antonio cambió el sable por una imponente hacha que le fabricó Pepe “el Yeclano” y que le pareció más de su gusto.
El hacha fue un arma de carácter belicoso principalmente durante la Edad Media, y que se asocia a uno de los periodos más violentos de la humanidad. Eran utilizadas mayoritariamente por los piratas vikingos que surcaban los mares del norte durante la baja Edad Media, y su crudeza en el “campo de batalla” dotaban a este objeto de la mayor admiración y respecto entre las comunidades piratas. Por lo que el hacha de batalla ha quedado históricamente como símbolo de poder y liderazgo, siendo utilizada en los desfiles por algunos de sus cabos, quizá los más osados.
Se trata de un símbolo distintivo que se ha incorporado también, desde 1974, de la mano de Vicente Rodes Amorós, a la bandera y al escudo oficial de la Comparsa.

Primeros arcabuceros comparsa piratas

Imágenes del símbolo de la comparsa
A TIROS CON LA PISTOLA FEMENINA.
En 1990 irrumpen las mujeres piratas en los desfiles villenenses. Recojo el origen de su arma en segundo lugar, no por menor importancia, sino por respeto del orden cronológico que marca su incorporación. Si bien es cierto que, en este año,1990, realmente, no fue la primera vez en que la mujer se dispone a participar activamente en las Fiestas en honor a la Patrona.
Anteriormente, en 1988, un desafortunado intento fallido hace que un grupo de mujeres que pretenden incorporarse a la Comparsa como socias de pleno derecho confeccionaran sus trajes y complementos con la desbordante ilusión que acarrea la ansiada novedad. Lamentablemente, este atuendo no verá la luz en las calles de Villena, desfilando este grupo posteriormente, el 10 de septiembre del mismo año, en un desfile extraordinario de hermandad con los pueblos vecinos que se celebró en la localidad de Caudete, y más tarde en alguna otra ocasión, pero siempre fuera de su propia localidad. La indumentaria contaba con una espada tipo sable de grandes dimensiones en acero inoxidable, que las chicas portaban en su mano derecha y que continuaba fielmente con la tradición marcada por los socios masculinos de la Comparsa.

Pistola pirata
En 1990, coincidiendo con la incorporación oficial de la mujer, de manera precipitada, la directiva de turno se pone en contacto con Juan Flor, artista del diseño festero, y realizan el encargo del esperado traje femenino. La nueva indumentaria, de clara inspiración en las Piratas del Caribe del S, XVI y XVII, como fueron las famosas Mary Read o Anne Boney ,y como afirma el propio creador, no puede completarse sin una pistola de la misma originalidad.
Por lo que se pertrechó al flamante atuendo con una pistola de estilo medieval que contaba con la parte metálica de color negro y una empuñadura en color marfil como quedo fijado posteriormente en el reglamento interno de la Comparsa. Se trata de una réplica, al menos en su exterior, de una pistola de percusión que contaba con un mecanismo de disparo en el que se incluye un martillo y un cierre de pólvora. Son armas monotiro que funcionan muy bien en distancias cortas, y que necesitan ser recargadas en cada disparo, por lo que se solían utilizar combinadas con puñales o espadas.
A pesar de que este utensilio dota al traje femenino de una mayor belleza y empaque, debemos ser realistas, ya que no cuentan, en los desfiles, con el mismo protagonismo y vistosidad con la que cuentan los desafiantes y a veces peligrosos espadones masculinos.
Por este último motivo, quizá, la mujer pirata, en ocasiones se olvida de su arma reglamentaria, puesto que, al colocarse oculta entre la faja y el pantalón, a veces se extravía o se deja olvidada en algún lugar insospechado. Así que os animo , a todas las mujeres piratas, a portar la pistola durante los desfiles, ya que nunca se sabe cuándo tengamos que salir a tiros…
Firmado: Cristina Rodríguez Capilla