Adiós Pipiolo
Por Javier Hernández Ferrer
Cronista de la comparsa de Estudiantes y amigo.
En los ambientes festeros es común encontrar a gente que presume de linaje. Para mí, son más importantes aquellos que, sin contar con rancio abolengo en su sangre, son capaces de dejar huella en lo que hacen. Crean y hacer fiesta, FIESTA, con mayúsculas.
Vamos a ver, tampoco vamos a hacerte un paria, tu abuelo fue cabo de los Moros Viejos, antes del linaje de los Titos, tu tío Vicente fue Cristiano, cuyo traje tu abuela Encarna (que mira que te gustaba hacerla rabiar) guardaba en su cambra y con el cual tú jugabas a escondidas. O el amor por las fiestas de tus padres, que se perdían pocos actos. Tu padre Pepe nunca rechazaba a esas comparsas que en aquellos tiempos lo pasaban mal, y eran menos las comparsas de la que NO fue en algún momento socio protector que las que sí lo fue. Bueno, a lo mejor estoy exagerando, pero tu padre es que era muy exagerado también. O tu otro tío, Bartolo, miembro, y cabo, de aquellos refundados Marinos Corsarios, herederos de la centenaria y luchadora Comparsa de Marineros, acostumbrados a luchar contra la tempestad y a reaparecer, como Ulises, tras años de naufragios cuando nadie daba un duro por ellos.
Allí llegaste tú como adolescente, junto con otros amigos, a crecer. A hacerte grande tú, a hacer grande a tu comparsa. Caribes, ofrendas, o aquellos míticos Supercorsarios. Tu Comparsa, tus amigos, sobre todo tu familia, te echaremos de menos. Para algunos Pipiolo, para otros Vicente, para tus padres José, para mí,mi tío.
Que encuentres buen viento y buen destino en el mar por donde navegas, amigo.