Mahoma, de vuelta a casa
Todo aquel que ha tenido la suerte y al mismo tiempo el pesar de haber estado fuera de su ciudad, su país, su tierra…sabrá bien que como en casa en ningún sitio, y por mucho que la leyenda cuente que Mahoma niega una y otra vez con su gran cabecita que no quiere venir a Villena, ella sabe que como en casa en ningún sitio, y es que como a mí siempre me dice papá….antes de irte ya te estoy echando de menos, aunque al rato se me pasa y empiezo a echarte de más….. pero eso ya es otra historia que contar.
Y allí fuimos nosotros, con la emoción de ese primer reencuentro, las ganas de pisar tierra firme y sentir el calor, esa calidez que roza tu piel y te hace sentir en casa y darte cuenta cuanto lo echabas de menos, con esas mismas ganas estábamos dispuestos desde el primer al último nazarí a ir a recibir a nuestra Mahoma, pero lo primero es lo primero, y ningún recibimiento puede ser realizado en condiciones con el estomago vacio. Así pues, nuestra comparsa empezó a llenarse con su habitual colorido festero sobre las 20 h. para proceder a la ya típica merienda que acogimos con buena gana. Los reencuentros, la alegría, el color y la música…y como no…nuestros cargos 2018, los mismos que también un día antes vivieron el reencuentro de su madrina mayor Natalia, quien conoce muy bien la sensación de volver a casa, y su sonrisa junto a la mirada de ilusión de Elena, nuestra madrina infantil, eran la viva imagen del reencuentro y la emoción que un día como este merecía.
Y todo sea dicho pues ellas comenzaron este día mucho antes que el resto, puesto que se reunieron en la comparsa las primeras para recibir los primeros complementos que formaran parte de sus trajes de Villenera de mano de la comparsa. De este modo se hizo entrega de la mantoleta a nuestra madrina mayor, y del aderezo a nuestra madrina infantil. Una vez ambas dieron el visto bueno a estos dos obsequios que el próximo mes de Septiembre lucirán orgullosas pasamos a realizar un brindis por nuestras fiestas y todos esos magníficos momentos que están a la vuelta de la esquina, porque nuestros cargos 2018 con nuestra pequeña gran familia disfruten de cada uno de ellos como si fuese el ultimo.
Y a nuestro pesar la polvora se difumino dejándonos en nuestro recuerdo su olor que poco a poco se desvanecía, igual que el gentío, la música y sus sonidos y entonces las puertas de la Casa del Festero se cerraron resguardando dentro a nuestra invitada de honor sabiendo que a partir de ahora los días se restaban y la ilusión sumada con cada uno de ellos.
