Aromas de Ecuador Festero
Para disfrutar con intensidad nuestras fiestas ponemos todos nuestros sentidos. No sólo la vista y el oído son importantes, también el olfato. Siempre decimos que las fiestas huelen a pasticas, a pólvora y a alábega. Es tan sencillo como cerrar los ojos y dejarse llevar por esos aromas y en un, dos, tres segundos uno es capaz de verse sumergido en pleno bullicio festero. Y ya llegará, estamos a la mitad y la mitad de nuestro año festero también nos trae aromas.
En nuestro Ecuador, hasta que la salubridad se impuso y se prohibió fumar en las sedes festeras, las partidas de truque, parchís y dominó olían a tabaco. El humo se elevaba dando a las salas ese aspecto nebuloso que ahora sólo apreciamos en las fotografías de antes. Ya no, ya no hay marcas de cigarrillos en las mesas y los aromas han cambiado: huele el papel húmedo de las barajas, huelen los truques y retruques, huelen el miedo las fichas que están a punto de ser comidas por el contrincante…
Pero sobretodo los aromas del Ecuador son el de la leña quemada, el de la harina, el ajo, el aceite. Aromas que alimentan. Aromas que se mezclan con las voces, las risas los aplausos, el golpear de la maza en el mortero o el repicar de la pala en la sartén.
Y para los Marinos Corsarios, es la fecha en que se hace también el silencio, el recogimiento en el dolor que sentimos por los ausentes a quienes rendimos homenaje bajo un recién restaurado reloj solar que nos mira desde la torre de Santa María, velando nuestras horas y días de fiesta.
Aromas que habrán arrancado Josefa y Mª Carmen de su mortero. Aromas creados por Paco y José María batiendo bien la harina. Aromas que habrán brotado de las barajas, las fichas y los puntos jugados magistralmente por Vicente y Pedro, Isabel y Juan José, Dani y Ana.
Aromas, sonidos y sentimientos los de este Ecuador que serán únicos e inolvidables para Sara, Adriana, Ricardo, Alejandro, Fernando y Rodrigo, nuestros cargos. Aromas y sones de Ecuador, Festero, como no podía ser de otra forma.