Sedes Sociales de los Marinos Corsarios: Punto de encuentro y tradición
Cierta vez leí que «Un hogar es mucho más que un simple refugio, debes convertirlo en un lugar que eleve tus emociones y espiritualidad«. Esta afirmación se aplica perfectamente a la sede social de los Marinos Corsarios, que a lo largo de su historia se ha convertido en un refugio especial para sus miembros y en un museo lleno de innumerables recuerdos.
En esta breve crónica, describiremos la historia y realizaremos un recorrido por los diferentes emplazamientos hasta llegar a nuestra sede actual en la calle La Tercia N°1.
Los primeros lugares donde se celebraban las reuniones y asambleas de la directiva, en aquellos primeros años, era en diferentes bares conocidos de la época, como el Bar Bravo, el Bar Lancero, el Bar Alejandro y el Bar Oliva, debido a la falta de infraestructura para alquilar o comprar un local.
La primera sede social de la que tenemos constancia se encontraba en la calle Empedrada, y su alquiler comenzó en 1965 bajo la presidencia de Don Joaquín Marruenda. La principal razón para arrendar una sede social era poder celebrar bailes y noches de verbena durante las fiestas. A pesar de que el lugar ya cumplía con ciertas condiciones para este propósito, se llevaron a cabo varias remodelaciones para mejorar aún más sus instalaciones y en ella se celebró la primera cena del día 4, en aquella época denominada “Cena homenaje a la mujer”, organizada por la escuadra de Caribes.
En cuanto al costo del alquiler, se acordó inicialmente con el propietario, Don Francisco Alpañes Calomardo, una suma de 4000 pesetas al año, que posteriormente se incrementó a 5000 pesetas anuales durante los años comprendidos entre 1965 y 1974. Estos años representaron una época dorada para la comparsa, alcanzando casi 300 socios. La tradición de celebrar bailes se extendió incluso a los meses de verano durante un tiempo (FOTO 1). Sin embargo, con la aparición de salas de baile de mayor calidad en la ciudad, la afluencia de personas en la sede de la calle empedrada disminuyó, y se tomó la decisión de limitar la celebración de bailes únicamente a los días de fiestas.
Foto 1: Mural decorativo en la entrada del local social en la calle Empedrada
En 1975, se iba a vender la casa de la calle Empedrada y surgió la necesidad de contar con un nuevo local social que pudiera albergar reuniones y a los músicos que acompañaban a la comparsa en las fiestas. La elección recayó en la casa conocida como la «Posada De la Tía Sevilla,» ubicada en la calle La Tercia N°1. El propietario que vendió la casa a los Marinos Corsarios fue Don Francisco Forte Amorós, esposo de Doña Concepción Morales Domene, quien previamente la había adquirido a Doña Josefa Ibáñez, viuda de Don Antonio Sevilla Torres. El costo total del local ascendió a 325,000 pesetas más gastos de notaría e impuestos, y la compra se formalizó el 24 de abril de 1976 (FOTO 2). En ese momento, la comparsa no estaba constituida como una asociación, por lo que el local fue adquirido a nombre de tres socios: Manuel Díaz (Presidente), José Ortiz (Secretario) y Pedro Amorós (Vicepresidente). Para financiar la adquisición del local social, se implementaron las llamadas “OPCIÓN PARA EL LOCAL SOCIAL”, con un valor de 4000 pesetas. Cada una de estas opciones consistía en 40 etiquetas de 100 pesetas cada una, las cuales el recaudador, en ese momento el socio Francisco Sánchez Barceló, conocido cariñosamente «Casicas», recolectaba de cada socio junto con sus cuotas de membresía (FOTO 3).
Foto 2: Documento probatorio que oficializaba la compra del local social en la calle La Tercia N°1
Foto 3: Ticket acreditativo: «Opción para el local social»
Inicialmente, la casa no reunía las condiciones mínimas para convertirse en una sede social. Pese a ello, ya se celebraban allí los campeonatos de truque, ajo, gachamiga, etc. Se empezaron a realizar las primeras ofrendas e incluso se realizó la primera exposición del patrimonio histórico de la comparsa, hecho que tuvo una gran relevancia.
A lo largo de los años, se llevaron a cabo múltiples remodelaciones, alteraciones estructurales y rediseños. Muchos de estos cambios se financiaron mediante rifas, contribuciones voluntarias e incluso se tomaron dos préstamos durante los mandatos de José Sauco en 1984 y Manuel Diaz en 1990 para renovar la primera y segunda planta respectivamente. Vale la pena mencionar que muchos de estos trabajos fueron realizados y supervisados por los mismos socios de la comparsa, quienes dedicaban sus fines de semana para contribuir en las obras. A lo largo de la historia, otras reformas se sufragaron también mediante préstamos que realizaron diferentes socios y que luego eran compensados en las cuotas anuales, en otras ocasiones mediante derramas y otras veces, destinando los beneficios que se recogían con los campeonatos y demás actividades que se realizaban en la sede.
Entre los años 1993 y 1994, se llevaron a cabo reformas para acondicionar la buhardilla de la casa (FOTO 4). En los años posteriores, se realizaron mejoras menores, como cambios de azulejos en toda la planta baja (1996), ampliación de la barra (1997), reparaciones en los fregaderos (1998), instalación de nuevos baños y renovación del almacén (2002).
Foto 4: Vista lateral de la sede social durante la reforma de la buhardilla
Un hecho destacado fue la transferencia de la propiedad de la sede social a nombre de la comparsa. Este cambio se realizó oficialmente en 1993 para regularizar la situación legal, dado que la comparsa había sido finalmente establecida como una asociación en 1987.
Finalmente, mencionaremos el hecho de que la fachada de la sede social estuvo a cargo del socio Antonio Marruenda en 1983, y el resultado obtenido convenció a los socios para presentar su resultado en el concurso de embellecimiento de fachadas en el año 1993. Lograron un segundo premio otorgado por el M.I. Ayuntamiento, que ascendía a 50,000 pesetas. Posteriormente, la escuadra de Caribes costeó la colocación y realización de la puerta de madera de mobila que hay en la actualidad (FOTO 5).
Foto 5: Fachada premiada con la puerta de madera donada por la escuadra de Caribes
La sede social de los Marinos Corsarios guarda innumerables historias de sus socios y sus familias. Con el paso de los años, el esfuerzo conjunto ha transformado este espacio en un refugio impregnado de emociones y profundos vínculos, convirtiéndolo en un auténtico hogar donde los socios y socias han tejido sus sentimientos más enraizados. Aquí, del 4 al 9, disfrutamos de cada momento que hemos elaborado y preparado minuciosamente del 9 al 4 para compartir con dedicación y pasión en nuestras fiestas de Moros y Cristianos. Es por ello por lo que las puertas de nuestro local social están siempre abiertas a cualquier amigo o amiga que desee conocernos, disfrutar de nuestra compañía y pasear por nuestra historia a través de las fotos y recuerdos que hay en ella (FOTO 6 y FOTO 7).
Foto 6: Grupo de socios un día 9 de septiembre de 1986
Foto 7: Sede social en 2023 durante la exposición realizada para conmemorar el XX aniversario de la Mahoma
Las Cronistas: Nuria Ferrándiz Díaz y Marián Ortuño Navarro
